Somos tres hermanos (Alfonso, José María y Eduardo). Comenzamos como aprendices, llegamos a ser encargados de tienda y tras mucho sacrificio, horas eternas y constancia conseguimos montar nuestra propia empresa.
Se trata de un negocio familiar con quince empleados que atender. Con salud y tesón intentaremos seguir creciendo poco a poco. Sin embargo, esto no se podía haber conseguido sin la ayuda incondicional de nuestros padres (Alfonso y María Dolores) y sus valiosos consejos “nunca os podremos agradecer todo lo que hacéis por nosotros, gracias por ser como sois”. Nuestros maravillosos padres nos inculcaron el sacrificio del trabajo, la unidad entre hermanos y, sobre todo, la constancia “no bajar la guardia”.